El humorista y precandidato presidencial Carlos Álvarez llegó a Huánuco el último sábado para reunirse con militantes de su agrupación política País para Todos. Sin embargo, su visita terminó marcada por una fuerte contradicción en su principal discurso: la lucha frontal contra todo tipo de violencia.
Durante su declaración a la prensa, Álvarez aseguró que en su eventual gobierno y dentro de su partido no aceptará candidatos vinculados a agresiones físicas o psicológicas, remarcando su rechazo absoluto a quienes atentan contra las mujeres.
«Soy enemigo de los miserables que agreden física o psicológicamente a las mujeres. A la mujer se le respeta», declaró con firmeza.
Pero casi de inmediato, su mensaje quedó cuestionado cuando fue consultado sobre Rosalí Leandro Tarazona, el militante que lo recibió en el aeropuerto y viene siendo promocionado como su eventual candidato al Gobierno Regional de Huánuco.
Leandro cuenta con una sentencia con reserva de fallo por violencia psicológica contra su exesposa, emitida en 2019.
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Frente a ello, Álvarez afirmó desconocer la información: «Recién me estoy enterando y para eso es la reunión de hoy, para ver el filtro».
La contradicción generó tensión entre militantes presentes y dejó abierta la pregunta sobre la coherencia interna del partido, justo en un momento en que Álvarez intenta posicionarse como el abanderado de la renovación moral y la lucha contra la violencia.
“La política hoy es un asco”
Álvarez insistió en que busca construir un partido con credibilidad y aseguró que no se permitirá la participación de postulantes con antecedentes por corrupción, sicariato, extorsión o violencia.
El precandidato también abordó temas de seguridad ciudadana, proponiendo medidas extremas como pena de muerte para delincuentes capturados en flagrancia, expulsión inmediata de migrantes que cometan delitos y la construcción de megapenales sin beneficios penitenciarios.
Sin embargo, la polémica por el caso Leandro fue el punto que marcó su visita y dejó en evidencia que el “filtro” partidario aún tiene grietas difíciles de justificar.
