La historia del Perú está llena de héroes conocidos y de los que no lo son tanto, pero que colaboraron para tener el país libre de cualquier injerencia extranjera.
A pesar que sus nombres lo podemos ver en calles de varios distritos de nuestra capital, Lima, y hasta de colegios emblemáticos, lo cierto es que muchos todavía no tienen pleno conocimiento de quiénes se trata. Y eso que le dedicaron su vida entera al servicio de la patria, hay hasta los que pelearon en las dos últimas guerras que tuvimos en el siglo XIX.
Ese es el caso de Melitón Carvajal, un peruano cuyo destino parece haber estado destinado a servir a la patria desde muy joven hasta, prácticamente el último de sus días.
Sus inicios
Portada del libro ‘El Vice-Almirante M. Melitón Carvajal 1847-1935’ de Alberto Enrique Pastor (1962)
Hijo del doctor de nacionalidad colombiana Manuel Ignacio Carvajal y de María del Pilar Ambulodegui, el pequeño Melitón cursó sus primeros años escolares en el colegio Señora de Guadalupe, ubicado en Lima. Después, en 1860, ingresa al Colegio Naval militar. De ahí se gradúa como guardiamarina en 1863.
Al principio comenzó a ejercer como maestro de aritmética y geografía del Perú, pero tan solo un año después ascendió a alférez de fragata, comenzando así su larga y dilatada carrera en la marina.
Luego de participar en la revolución del coronel Mariano Ignacio Prado, se unió a la defensa del Puerto del callao contra la escuadra española que pretendía recuperar territorio que alguna vez consideró como suyo.
Es así qué Carvajal participa activamente en la batalla del 2 de mayo de 1866, abordo de la cañonera Tumbes. Tras la batalla, y expulsado el enemigo invasor, fue ascendido a teniente primero.
Entre 1867 y 1869 se desempeñó como capitán de puerto en Islay, primero, y en Iquitos después.
Para 1870 fue ascendido a capitán de corbeta y regresa a su labor de profesor. Esta vez en la Escuela Naval abordo del vapor Marañón.
Con el paso de los años la vorágine de su vida parecía no tener fin, pues de manera consecutiva se desempeñó como capitán de puerto en Chimbote, ayudante de la capitanía en el Callao y subdirector del departamento de Marina en el Ministerio de guerra.
Al lado de Grau
Combate de Angamos por Thomas Somerscales (1842-1927)
Al finalizar esa década, las relaciones con Chile ya estaban desgastadas hasta que en 1879 estalla la guerra del Pacífico. Para ese entonces Melitón Carvajal ya era capitán de fragata y, como tal, se embarcó en el histórico monitor Huáscar como jefe de Estado Mayor de la primera división naval.
Bajo las órdenes de Miguel Grau, participó en todos los combates del Huáscar hasta que llegó el fatídico ocho de octubre.
Emboscados por las naves enemigas, el Huáscar dio su última y valerosa batalla con bandera peruana.
Esa misma tarde estalló una granada en la torre de mando del monitor y me mató de manera casi instantánea a Miguel Grau y a su segundo comandante, Elías Aguirre Romero.
Por cadena de mando, le tocaba a Carvajal asumir el mando de la embarcación; sin embargo, también quedó muy mal herido, situación que no le permitió cumplir con su deber sagrado seguir defendiendo patria hasta la propia muerte.
Cómo dicta la historia, miembros de la escuadra chilena invadieron el Huáscar y lo rescataron de lo que los sobrevivientes peruanos habían intentado: hundirlo para que no caiga en manos enemigas.
Pero el objetivo no fue logrado, y los de la estrella solitaria se apoderaron de la nave y se la llevaron como trofeo de guerra. En esa captura también cayó prisionero nuestro personaje.
Pero no pasó mucho tiempo para recuperar su libertad, que se dio mediante un intercambio de prisioneros. Desde ese entonces se le consideró como un héroe viviente en todo el Perú.
Después de Angamos
La tumba de Melitón Carbajal en la Cripta de los Héroes en el Cementerio Presbítero Matías Maestro de Barrios Altos (Rincón de historia peruana)
A su retorno al país, en 1880, Carvajal es enviado a Europa para adquirir armas para el ejército peruano y revisar los avances de la construcción de los nuevos buques cañoneros Lima y Callao. Este solo fue el primer paso del regreso a su vida agitada antes de la guerra.
Para 1883, fue elegido diputado por Andahuaylas y luego fue director Correos y Telégrafos.
Diez años después de haber sido liberado de tierras chilenas regresó al país del sur, pero esta vez abordo de la cañonera Lima con rumbo al puerto de Valparaíso. Esta vez la misión era repatriar restos de los peruanos que habían caído en la guerra fratricida.
Cumplida la dolorosa pero importante misión de hacer que nuestros compatriotas encuentren eterno descanso en la tierra que los vio nacer, Carvajal asumió cómo ministro de Hacienda y Comercio durante el gobierno de Remigio Morales Bermúdez (1890-1894).
Con la llegada del siglo XX, es nombrado ministro de Guerra y Marina. Para 1901, una vez más es enviado al Viejo Continente, solo que en esta oportunidad lo hace para supervisar la construcción de los cruceros Almirante Grau y Coronel Bolognesi.
También llegó a ser segundo vicepresidente de la república, durante el segundo gobierno de José Pardo. Para 1927, logra su último ascenso en vida cuando es nombrado vicealmirante.
Finalmente, Melitón Carvajal deja de existir un día como hoy, 19 de septiembre pero de 1935, dejando un inmenso legado de amor y dedicación a la patria. En total, fue poco más de 60 años de prestar servicios nación. Actualmente sus restos reposan en la Cripta de los Héroes, en el Cementerio Presbítero Matías Maestro de Barrios Altos.
Fuente: Infobae