A seis años de su creación oficial, el centro poblado de Villa Gloria, en el distrito de Chinchao (Huánuco), sigue sobreviviendo sin servicios básicos. Sus más de 500 habitantes denuncian que han sido olvidados por las autoridades: no tienen agua potable, ni puesto de salud, ni una educación de calidad para sus niños.
Niños tomando agua de la quebrada
El alcalde de Villa Gloria, Alan Fretel Bravo, reveló que los menores consumen agua directamente de una quebrada, canalizada de forma precaria con mangueras colocadas por los propios vecinos.
En temporada de lluvias, el agua se ensucia y la consecuencia es inmediata: infecciones estomacales y problemas respiratorios en la población infantil.
Un presupuesto que condena al olvido
La municipalidad solo recibe S/ 2,500 al mes del FONCOMUN, dinero que debe repartirse con otros dos caseríos. Con ese monto, dice el alcalde, no alcanza ni para atender lo más urgente. Aun así, se les exige cubrir con ese fondo los gastos operativos de la gestión.
“Es insuficiente para cubrir necesidades básicas”, advirtió Fretel.
Salud que no llega
En Villa Gloria no existe un puesto de salud. Apenas cada 15 días llega un médico desde Chinchao para atender a toda la comunidad. Las madres gestantes y los niños menores de cinco años son los más afectados por la falta de atención oportuna.
El alcalde denunció además que el profesional que acudía con mayor regularidad fue retirado sin explicación, mientras que la Diresa Huánuco se limita a derivar la responsabilidad al puesto de salud de Chinchao.
“Queremos vivir con dignidad”
La autoridad local exige la presencia permanente de un médico y un plan real de inversión en agua y educación. “Nuestros niños merecen vivir con dignidad, no tomando agua sucia ni esperando semanas para recibir atención médica”, reclamó el alcalde.
Villa Gloria es hoy un símbolo del abandono del Estado en las zonas rurales del país, donde comunidades enteras siguen condenadas a la precariedad.

