Tras más de tres horas de intensas conversaciones, el alcalde de Amarilis, Roger Hidalgo, logró encaminar un acuerdo entre la comunidad campesina de Llicua Alta y representantes del Gobierno Regional de Huánuco. El objetivo: retomar los trabajos de limpieza en la quebrada Agorragra y restablecer la confianza entre ambas partes.
El ambiente estuvo cargado de tensión. Los comuneros, visiblemente preocupados por los compromisos incumplidos y los riesgos que representa el cauce de la quebrada para la población de Llicua Baja, llegaron a interrumpir el diálogo en tres ocasiones. Sin embargo, la intervención del alcalde permitió mantener la conversación abierta y avanzar hacia consensos.
Uno de los puntos que más inquieta a la comunidad es el mejoramiento de siete kilómetros de vía y el ensanchamiento de las curvas más peligrosas, tareas que, aseguran, aún no se han cumplido. Aun así, los pobladores accedieron a reabrir el acceso certificado de Cóndor Ceja, espacio donde se deposita la tierra retirada de la quebrada Agorragra, como muestra de buena fe para continuar con los trabajos.
Según algunos representantes comunales, la desconfianza habría surgido por malinterpretaciones de información difundida en medios locales, lo que generó confusión entre vecinos de Llicua Alta y Llicua Baja. Pese a ello, todos coincidieron en que es momento de dejar atrás los malentendidos y priorizar la seguridad y el bienestar colectivo.
La reunión —denominada “sinceramiento de los compromisos y avances”— se desarrolló el sábado, en la zona de Cruz Punta, y contó con la participación de funcionarios del Gobierno Regional de Huánuco, del Instituto Vial Provincial, Defensa Civil, COER, Asesoría Legal del GORE, además de autoridades locales y comunales.
Entre los acuerdos alcanzados, el Gobierno Regional se comprometió a trabajar en el ensanchamiento de curvas con maquinaria pesada, aportando 500 galones de combustible, previa autorización del Instituto Vial Provincial. Por su parte, el alcalde de Amarilis ofreció apoyo con maquinaria y 40 tubos para rehabilitar el canal de riego, compromiso que fue cumplido de inmediato.
No obstante, los comuneros de Llicua Alta anunciaron que convocarán a una asamblea general antes de autorizar nuevamente la apertura del botadero, el cual —según afirman— es de propiedad privada.
Con este primer acercamiento, tanto autoridades como vecinos dieron un paso importante hacia la reconciliación y la continuidad de los trabajos que buscan proteger a las familias de Llicua Baja ante el riesgo que representa la quebrada Agorragra.

